lunes, 20 de julio de 2015

Al anochecer VII

"Vale... tranquila, sólo la has liado un poquillo, pon buena cara y como si nada hubiese pasado" repetí como doscientas veces mientras bajaba a la cafetería. Crucé el umbral de la puerta y esperé que al menos hubiese algo de gente para poder pasar "más desapercibida", pero mi suerte me traicionó, aquél lugar estaba prácticamente desierto, sólo localicé una pareja bastante acaramelada al fondo de aquella cafetería tan oscura y de mobiliario anticuado, anduve por aquél suelo pegajoso mientras buscaba con la mirada a Leo, aunque no me costó mucho encontrarlo, estaba en una mesa para dos personas al fondo de la sala, "Respira, sé madura". Estaba tan ensimismado leyendo lo que parecía ser el menú que ni me oyó llegar.

_ Hola_ Le saludé tímidamente y evité el contacto visual.

Cogí la otra carta que había en la mesa para mirar, o hacer que miraba que iba a desayunar.

_ Hola, fotógrafa_ Respondió con sorna_ Más vale que esas fotos no salgan a la luz, te podrían tachar de acosadora.

Imbécil.

_ Qué pena que no haya podido hacer ninguna, espero que para la próxima en vez de estar abrazado a una almohada tengas el gusto de posar_ Le solté de manera vacilante.

Chúpate esa, cretino. Ahora sí me sentía orgullosa de como su expresión facial había dado un giro de 180º, aunque el gesto de sorpresa le duró segundos.

_ Estaré atento entonces_ Me dijo entre risitas mientras me guiñaba un ojo_ ¿Qué quieres desayunar?, no tenemos mucho tiempo si queremos llegar allí esta noche.

Vale, tengo que mejorar mis tácticas "Anti- Leo".

_ ¡Hola, chicos!, ¿Qué queréis para desayunar?_ Dijo la camarera con demasiado entusiasmo sin apartar la mirada de Leo.

****, ¡¿De dónde había salido?!, me había dado un susto de muerte.

_ Yo quiero unas tostadas, huevos revueltos y un zumo de naranja, por favor_ Contestó Leo con una amplia sonrisa que dejó bastante tonta a la camarera.

_ ¡Eso está hecho, guapo!_ Demasiado entusiasmo otra vez_ ¿Y tú?_ Me miró a mí con un semblante más serio, lo pillaba.

_ Un Colacao, por favor.

_ Vale, ahora mismo lo traigo_ Contestó mirando con una sonrisa de oreja a oreja a Leo.

_ Gracias_ Le contestó él devolviéndole la sonrisa.

Pasaron unos diez minutos hasta que ambos tuvimos nuestro desayuno junto con el número de teléfono de la camarera, que tuvo la consideración de preguntar si éramos pareja antes de darle un papelito con su número apuntado, aún así me pareció una descarada. Aunque Leo parecía bastante pagado de sí mismo. La verdad es que la chica no era fea, era alta, delgada y con el pelo largo y rubio, aunque tenía unos rasgos muy duros para mí gusto, aunque ya vería Leo que hacía con ella, a mí me daba bastante igual su vida sentimental.

No tardamos mucho en recoger las cosas y salir hacia el coche rumbo a Gent. Y como estaba de muy buen humor decidí ponerme los cascos y escuchar algo de música mientras miraba el paisaje por la ventanilla, parecía una niña enfurruñada, lo sabía perfectamente, pero tenía todo el derecho a aislarme de todo un rato si quería.

_ ¿Vas a estar de morros todo el rato?_ Me preguntó Leo_ Si te preocupa lo de la chica del hotel, tranquila, solo me gustan las chicas que quieren llenar su galería de imágenes con mis fotos.

Maldito tonto del culo, iba a recordármelo eternamente. No sabía si fingir que no lo había escuchado o contestarle algo ingenioso.

_ ¿Por qué no pruebas a darle una cámara?_ Le dije mordazmente_ Si puede llevar más de dos platos en cada mano sin que caiga ninguno, podrá hacer buenas fotos. Yo de ti le daría una oportunidad.

_ Buen razonamiento, me pensaré lo de llamarla_ Me contestó con sorna.

Después de esa "conversación" anduvimos en silencio, él estaba concentrado en la carretera y yo estaba concentrada en mirar el paisaje y escuchar canciones nostálgicas, bueno lo único que estuve escuchando fueron baladas de Phil Collins y Guns n' Roses.

Llegamos a la frontera mucho más rápido de lo que esperaba, puesto que aún eran las 10:30 de la mañana y no llevábamos ni un par de horas de viaje, pero bueno, mejor, estaba bastante harta de todo esto, quería llegar ya allí y que me contasen lo que me tuvieran que contar ya. Me tocó avisar a mis amigos vía Whatsapp de que no tendría Internet en el móvil hasta probablemente la noche, y eso me entristeció bastante ya que lo único que me animaba un poco era hablar con ellos y saber como iban las cosas por allí, aunque al menos, seguía recibiendo las constantes llamadas de mi madre, que llamaba prácticamente cada hora u dos horas para preguntar como íbamos, por donde, si estábamos bien, etc.

Después de pasar la frontera fue todo muy tranquilo, incluso mantuve algunas conversaciones banales con Leo, volvió a llamar mi madre, etc. Fue mejorando todo un poco, o al menos, mi humor iba mejorando. A lo tonto, habían pasado unas cuatro horas y estábamos ya buscando un área de servicio donde parar y poder comer algo y estirar las piernas.

Al final paramos en un pueblecito situado junto a unas montañas, era realmente bonito. Estaba entre lo que parecían ser dos ríos, o un río y algún lago, no sabría definir. Las casas en su mayoría estaban hechas de ladrillo y casi todos poseían parcelas con corrales u establos. Y cómo no, estaba todo absolutamente cubierto de nieve, me recordaba bastante al paisaje de las películas de Heidi.

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